LAZOS de HUMO

Una novela de María Iglesias

La autora Marí Iglesias

Sobre la autora

María IglesiasNacida en Sevilla, en 1976, María Iglesias es licenciada en Periodismo por la Universidad Hispalense (Premio Promoción 94-98) y DEA en Literatura y Comunicación por su tesina Periodismo y Literatura, según Mario Vargas Llosa (2009). Empezó a ejercer en 1998 como locutora en Radio Guadaira y redactora en la Agencia EFE y luego se incorporó al equipo fundador de Diario de Sevilla (1999). En 2003 cambió de rumbo para iniciar dos apasionantes aventuras profesionales: de un lado, emprendió un proyecto de TV en Madrid para Paramount Comedy, como guionista de los late night Noche sin tregua y Solo ante el peligro presentados por Dani Mateo y Juan Solo; y como coach de actores del programa Nuevos Cómicos. De otro, empezó el doctorado en Literatura y Comunicación que culminó con la tesina sobre Vargas Llosa que, según éste, “supera largamente el mero requisito académico de la tesis por su amplitud de miras, la profundidad de su análisis y la riqueza de ideas”. Desde 2009 trabaja como presentadora de la sección Bibliotecas y redactora del programa El Público Lee (conducido por Jesús Vigorra, en Canal Sur 2 TV). Cuenta con web y blog propios.

Entrevista a María Iglesias

¿De dónde te viene la inspiración para tu primera novela?
Hay un punto de partida real: existió un Germán que vivió entre los siglos XIX y XX, en Cantabria y Andalucía. Su peripecia me hacía pensar en la lucha de un hombre por labrarse su camino frente a la sociedad. Me llevaba a reflexionar sobre cómo siempre el colectivo se opone a los individuos diferentes que se resisten a que los domestiquen. Si no he cambiado los nombres es porque eso no varía la esencia de ficción/realidad. Es ficticio
porque está hecho de palabras, tinta sobre papel (o píxeles sobre pantalla) y es real, porque la literatura –para
muchos, para mí- es tanto o más real que la realidad.

¿Por qué es especial la historia de Germán?
Narra la lucha de un hombre por conquistar un futuro distinto al que estaba escrito. Tiene intriga, juicios, amor, pasión. Cuenta con un protagonista, Germán Díaz, cuya personalidad compleja, con claroscuros es uno de los atractivos del libro: alguien admirable, pero que también se equivoca mucho; en parte responsable de su infelicidad, pero que, por su talento y esfuerzo, habría merecido mejor destino.

Vive acompañado por personajes carismáticos: desde sus padres biológicos, a los intelectuales –un periodista que se convierte en su mentor y la amante de éste, letrista de cabaré-, pasando por su hermanastra, su esposa y otros amores.

¿Qué atmósfera predomina en la novela? ¿Dónde transcurre?
La historia rescata la diáspora de cántabros y asturianos a Andalucía donde trabajaron de chicucos en ultramarinos y otras tiendas antes de embarcar a las colonias americanas y filipina. Es la peripecia de un hombre
hecho a sí mismo que pasa de un ambiente rural, agrícola, ganadero, pobre, a uno urbano, el del Cádiz finisecular donde se recrea esa precaria industria del carbón vegetal, desde su fabricación en las peligrosas carboneras y su
venta en tiendas negras de hollín, hasta el uso en la vida cotidiana, para calentar, cocinar, planchar, desinfectar o alumbrar. En la etapa sevillana se refleja el ambiente de esas universidades en las que empezaban
a estudiar mujeres y el mundo profesional del Derecho, bufetes, tribunales.

Y, en paralelo, entran y salen de escena amigos, amores, conocidos de Germán desde lugares como París, Manila, Tánger o Viena.

¿Desde cuándo tienes esta vocación literaria?
Yo era una niña imaginativa que adoraba leer y deseaba escribir. Encaucé la vocación estudiando periodismo. Pero hasta que no viví lo suficiente (experiencias laborales, sentimentales, pérdidas) no comprendí qué necesitaba contar. Después, el temor a no plasmar bien el relato que imaginaba me hizo posponer el sentarme a redactar. Hasta que cuando tuve a mi hija me dije que o lo intentaba o un día achacaría a la maternidad la frustración de mi sueño. Así que tras la baja simultaneé mi trabajo en TV con la escritura del libro. Hoy mi ordenador está lleno de proyectos de relatos y novelas.

El trabajo en los medios y tu tesina sobre Vargas Llosa, ¿te han ayudado a narrar?
Es cierto que estudié periodismo por mi vocación literaria y que durante años me engañé con la teoría de que mi actividad periodística era alimenticia y mi pasión ser novelista.

Pero ahora que he escrito Lazos de humo –un canto a la literatura y a la prensa, no exento de crítica- sé que siempre necesitaré el periodismo para continuar creciendo y nutriendo mi imaginación. Y algo parecido diría de la investigación académica, para mí vital para averiguar qué quería contar y cómo hacerlo.

¿Cuáles son tus influencias?
La más clara es Mario Vargas Llosa. Sus novelas, artículos y ensayos que estudié para escribir mi tesina sobre él han marcado mi concepción de la literatura. Coincido con su idea de que un escritor debe ser auténtico, aceptar que no elige sus temas, sino que éstos le asaltan y comunicar ese universo a los demás. De él he heredado mi
admiración por Flaubert de quien suscribo que: “es preciso que en las frases haya sangre en lugar de linfa (…) corazón. Tiene que latir, palpitar, conmover”. Otro referente es Virginia Woolf. Yo, como ella expresó en Un cuarto propio, también prefiero novelas “que no sean sedantes sino estimulantes, que no suman al lector en pesados sueños, sino le despierten con la luz de una antorcha encendida”.

Citas con los lectores